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sábado, 3 de septiembre de 2016

Las reglas del éxito de Steve Jobs

Cualquiera puede tener sus propias reglas del éxito. 
     No existen limitaciones para ello ni ninguna exclusividad. Si a alguno le funciona esto, puede que a otros no, y a la vez, a muchos quizás le funcione aquello y a otros decididamente no o lo han descartado por su futilidad. Sin embargo, un gran maestro del éxito, Steve Jobs, tenía sus 12 reglas del éxito, que compartiremos con ustedes. 

I. La reglas del éxito según Jobs

     Lo primero que hay que conocer de la vida de Jobs, bueno quizás sea de conocimiento general, pero recordar por menos, es que su pasión fue la tecnologías. La fundó, la sostuvo y la llevó a la cúspide a su empresa llamada Apple Inc., y de allí de la punta del Everest no ha descendido hasta la fecha, aún después del fallecimiento de su gran creador, Pero por qué mencionamos la línea de seguimiento de este hombre tan exitoso, pues por la sencilla razón de que sus principios y reglas no son aplicables a todos los demás, sino -lógicamente- y en gran medida, a las empresas innovadoras, de tecnologías y comunicaciones, perspectiva que nunca debe dejarnos vislumbrar, pues ciertas concepciones aquí no funcionarán en lo más mínimo en otros ámbitos. Es por ello que esa salvedad debe apuntarse ab initio.
     La primera regla de Jobs fue aquella que ya lo decía Sócrates y que en la película de Matrix se repite, conócete a ti mismo (que en griego clásico es γνῶθι σεαυτόν [nosce te ipsum] transliterado como gnóthi seautón), diciéndolo él, sé tu mismo y haz lo que te gusta, dos exposiciones que el discurso verdaderamente significan mucho. El segundo imperativo es ser diferente, y por supuesto, pensar distingo, a fin que resulte la décima regla, de no copiar. 
     La tercera es la de esforzarse, y le sigue un prospecto de planificación, que requiere el examen de las ventajas y desventajas del cualquier proyecto. La quinta impone el emprendedurismo y nuevamente en la sexta encontramos otra de planificación, que reza «piensa en tus pasos futuros», muy similar a la octava que se rinde ante la proyección de resultados.
     La séptima llama al liderazgo, cuestión no menor, igual que la novena, que más que nada es bastante criticable, dado que justamente pedir opiniones es lo que menos se hace. Aquí, en esta novena regla creemos que parte de miles de problemas para alcanzar el éxito se encuentran a diario con un universo de mujeres y hombres que son incapaces (o por lo menos se declaran así) de pedir una opinión. Ahondaremos luego más sobre tal cuestión.
     La décima regla, como ya indicamos preceptúa la creación y la innovación en un ámbito en el que no puede alejarse en lo más mínimo de tales preceptos, por lo que está claro que Jobs se fundaba en esas premisas. No tropieces dos veces con la misma piedra te dice el flaco con barbas dueño de Apple en su ante última regla y la última dice aprende continuamente. 

II. ¿Recitarlo o hacerlo?

    Lo mejor de todo es que este particular hombre no solamente se limitó a estampar estos postulados, sino que en realidad los mismos fueron sus pies y cabeza en todo momento, eran el aire que respiraba todos los días, su norte, su diario vivir, se levantaba con dichas reglas y se acostaba con las mismas, todos los días, hasta el final de su pasar por este mundo. 
     Eso, efectivamente le da un gran significado a las mismas, pues demuestran que son efectivas, que producen los efectos esperados: llegar al éxito. 

III. Conclusiones

    Ciertas personas han demostrado cómo es posible llegar al éxito, con esfuerzos, sacrificios, poniendo todo de sí, dando lo mejor y no interesándoles lo que los demás puedan hacer, sino enfocándose única y exclusivamente en lo que quieren hacer, adónde quieren llegar y cómo lo harán. Las reglas de Jobs pueden o no servirnos, la cuestión en definitiva es qué es lo que estás dispuesto a dar por lograr la mejor versión de ti. 

Esfuérzate y sé valiente (J.1:9)







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