La décima regla: Innova y crea, no copies
La perspectiva de Jobs estaba
naturalmente asentada en las tecnologías, por lo que no debemos naufragar en
sus postulados sino convertirlos a la versión que nos corresponda, aunque hoy
estemos vendiendo ropa interior femenina, joyería o sencillamente el periódico
en un puesto en el mayor supermercado del país.
Cómo puedo innovar si mi negocio ha
sido siempre el mismo, por décadas, esa es la pregunta recurrente, o también,
qué puedo crear si yo solo me dedico a la reventa, o soy empleado, o lo que
fuere. Pero imagínense –y esto es lo que admiro realmente- el tiempo en el que
Appel da sus pasos de bebito, más bien su gateo, fueron momentos oscuros para
la informática, tiempos en los que no existía el ratón (mouse), nada de
Internet, ni impresoras, ni placas de video, ni procesadores de doble núcleo,
ni nada parecido a lo que hoy tenemos. No existía luego nada, salvo algunos
transistores y procesadores menos poderosos que las calcularas comunes de
ahora. Otrora la vida de un informático no era justamente una promesa.
Pero no obstante surgió todo aquello,
se desarrolló y han llegado a la cúspide, sin intenciones en lo más mínimo de
bajarse de allí, justamente por ese principio cardinal de ellos: innovar o
crear algo nuevo. Cuando ya no pueden más crear, entonces vienen con una
versión más nueva que la anterior, con más luces y colores y en fin, así ha
sido estos 1 o 2 lustros y seguirá así por siempre seguramente.
La aplicación práctica es mirar con
esos ojos a nuestra góndola de verduras o ropas o lo que fuere que vendamos,
sino con los nuestros, con nuestra perspectiva, acuérdate, sé tú mismo. Una farmacia habilitó un servicio de atención a sus
clientes desde unas ventanillas sin que los mismos tengan que bajarse de sus
vehículos; otra habilitó una sección especial para niños; otra creó una
promoción con puntos por cada compra, y así, la innovación está, solo que no la
queremos ver en nuestro negocio.
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