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martes, 4 de octubre de 2016

La 5ª regla del éxito de Jobs: sé emprendedor

            Hemos explicado algunos conceptos básicos y también trajimos a colación lo que para uno de los grandes hombres y más exitosos de los últimos tiempos representa el éxito. Así, mencionamos las 12 reglas del éxito de Jobs, pero solo las citamos a modo ilustrativo, por lo que queremos enfocarnos brevemente en cada una de ellas.

La quinta: Sé emprendedor

            Cómo no serlo, si esa es prácticamente toda la esencia de un buen inversionista. Está claro que emprender implica factores que para ciertas personas resulta mucho más sencillo, como por ejemplo el ir, preguntar, habilitar un negocio, hablar con la gente, con productores o con los distribuidores, regatearles, pedirles precios, examinar el mercado, comparar, cerrar si es necesario y reabrir en otro lugar, entre otras miles de actividades que para otros es más difícil, ya sea ello por la falta de seguridad en uno mismo, por la carencia de viveza o adiestramiento para el efecto, del temor al rechazo, de no conocer las bases de una negociación ventajosa, entre otras también de miles de opciones posibles.
            Entonces quizás el ser emprendedor esté más limitado a lo que realmente estamos capacitados a realizar por nuestra propia cuenta y cuanto notamos (lo importante de conocernos a nosotros mismos, regla 1) que evidentemente hacemos aguas por todas partes, pues más bien contratar a alguien que tenga mejores cualidades. Jobs contrató en su empresa a alguien que lo creyó mejor para el trabajo que requerían en su momento, que era la proyección de las ventas, la promoción de sus productos, la expansión de Appel y efectivamente no significa que por ello dicho genio haya dejado de ser emprendedor.
            Más adelante también mencionaremos otras vertientes y miramientos de este punto que no se agota en lo expuesto, dado que las diversas perspectivas sobre la cuestión innumerables.
            Está de moda el emprendedurismo como una suerte de solución a todas las problemáticas existentes pero no es así, y si bien es cierto que es una parte fundamental de todo esto, la cuestión hay saberla manejar.
            No es emprendedor quien renuncia a su empleo, ese que le permitía vivir dignamente con su familia para arrojarse sin paracaídas a abrir de la nada un negocio propio, sin conocimientos en la materia, sin capital suficiente, sin tener mínimamente algunas perspectivas sobre el mercado, entre otros miles de ejemplos más. O quizás sí lo sea, pero emprender de ese modo más bien resulta un equívoco, y no nos equivocamos al decirlo.
            El punto está en arrancar, pero conociendo medianamente los resultados, planificando los efectos y las consecuencias del accionar, y por sobre todo, pensar de modo adecuado cuál será el mejor momento para principiar algo. Respecto al momento recordemos esa historia que siempre contaban los grandes respecto a la rana que se encontraba en un latón con agua hirviendo y que a medida que ascendía más y más el calor el agua la misma más y más intentaba bajar la temperatura de su cuerpo, hasta que no pudo más, entonces fue cuando decidió salirse del latón, pero ya no contaba con las fuerza suficientes para el efecto. Así es la cuestión del momento. Esperamos, aguantamos, equilibramos nuestro entorno, y eso nos desgasta. Cuando queremos salirnos, ya no es el momento, ya estamos demasiados agotados para el efecto.
            Las decisiones son siempre valorables, pero más lo serán si son excelentes decisiones, las que por cierto solo el tiempo las califica.

            Cuando Jobs se refirió a este punto seguramente tuvo en cuenta el factor tecnológico, en el que emprender es la lengua materna de todos aquellos que son parte de ese ámbito, por lo que sé emprendedor, pero mantente alerta.

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